El nacimiento de la logística inversa


En la empresa moderna cada vez es más usual ver como se recuperan productos o materiales de los clientes, ya sea para recuperar valor o como servicios de postventa. Este proceso inverso se denominó ya hace años como “Logística Inversa” (Luttwak, 1971). Según (Guide y Van Wassenhove, 2002), la Logística Inversa es parte de una tendencia denominada “la cadena del suministro inversa”, donde los fabricantes inteligentes están diseñando procesos eficaces para reusar sus productos

Existe cierto consenso en atribuir el nacimiento del término ‘Logística inversa’ a James R. Stock, profesor de la University of South Florida que en 1992 habló por primera vez de la palabra en su libro ‘Reverse Logistics’. Hasta entonces, las denominaciones para referirse a esta última etapa de la cadena de suministro oscilaban entre reciclaje, reparación, recuperación, y reutilización, pero no se hablaba de un conjunto de prácticas como tal y vinculadas al movimiento de piezas, bienes o servicios en el sentido inverso a través de cualquier etapa o etapas de la cadena de suministro.

De manera opuesta al proceso habitual de la logística, que lleva la mercancía o el producto desde su origen hasta su destino, que es el cliente, en la logística inversa el recurso final sigue el camino opuesto en alguna de las etapas o cuando llega al punto final de la cadena de suministro. Es lo que sucede cuando un material o un objeto regresa hasta el distribuidor o el fabricante. De hecho, cualquier proceso o gestión posterior a la venta del producto es ya, técnicamente, logística inversa. Es lo que sucede cuando se envía un producto defectuoso, que se ha dañado durante el transporte, o que no cumple con las expectativas de su consumidor final.

Cuando se habla de cuales son los tipos de logística a menudo se tiende a minusvalorar la importancia de la logística inversa, cuando representa un porcentaje elevado de la posibilidad de reducir los costes administrativos de una empresa, de hacer sus procesos más ágiles y de mejorar la cuota de mercado de sus servicios. Restar importancia a la logística inversa es uno de los errores que deben evitarse en la gestión de flotas porque permite alcanzar objetivos de sostenibilidad medioambiental y que influye directamente en la satisfacción del cliente. 

La logística inversa es un proceso a partir del cual se busca planificar, implementar y controlar de forma correcta la materia prima, en este caso, de una tienda online. Ya sean materiales de producción, productos en proceso o acabados, todos pueden formar parte de ello. La logística inversa, o como se denomina internacionalmente reverse supply Chain, cubre todo el amplio abanico del flujo de productos y complementos que se inicia después de la entrega del suministro primario y que, conocido tradicionalmente por el nombre de “devoluciones”, ampara la optimización de este flujo inverso de productos, embalajes analizando todas las posibilidades: reutilización en la supply Chain, reparación, restauración, re-manufactura parcial, reciclado de materias primas o eliminación definitiva y decidiendo en cada caso que es lo que hay que aplicar, y cómo y cuándo aplicarlo.

En el resto de los procesos que incluye la logística inversa, los ciclos de vida de los productos, cada vez más cortos, el exceso de oferta y la demanda caprichosa que ello provoca y la ya citada legislación medioambiental que hemos generado han incrementado y complicado en el último decenio este flujo ‘inverso’. Actualmente la crisis económica ha incrementado exponencialmente este flujo por eso en la mayoría de los casos, como se ha indicado, este flujo ha dejado de ser un ‘enojo’ para constituir un ‘problema’ de importancia creciente.

Dicho en palabras más sencillas, este proceso se genera en el momento en que un cliente no queda satisfecho con el producto que adquirió y solicita una devolución o cambio. Cuando esto sucede, la logística inversa gestiona materiales y mercancías en un sentido contrario al original, en forma de devolución. Crea un canal de respuesta inmediata donde el proveedor recoge el producto que no ha cumplido con las expectativas del cliente y le envía a este uno que se adecúe a lo que necesita. Todo ello en un tiempo mínimo.

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